Autor(es): Bibiana Maza
Un espacio transicional.
La Casa de la Familia (CDF), a solicitud de La Beneficencia Pública de Lima y la Municipalidad de Lima, viene apoyando al Puericultorio Pérez Aranibar (PPA), mediante convenio establecido entre ambas instituciones, en sus actividades de apoyo emocional a los niños y niñas institucionalizados, desde Agosto del 2014.
Este trabajo de Acogida es inédito por las características de nuestro encuadre. Enfocarnos en el trabajo que venimos haciendo en el PPA nos tomó algunos meses en los cuales fuimos conociendo, desde adentro, sus características, su organización y sus necesidades. Pero la experiencia de 26 años de trabajo con familias y 16 años con adolescentes, nos daba las herramientas para ir diseñando nuestro abordaje que incluye la escucha analítica, la palabra, el juego y las supervisiones semanales al equipo de acogedores con psicoanalistas.
Acudimos los miércoles, jueves y viernes por la tarde. Los miércoles y jueves están destinados a los niños de 3 a 6 años que vienen por turnos según su edad con sus respectivas auxiliares. Los viernes está dirigido a las familias de algunos niños que acuden a visitarlos y que han obtenido un permiso judicial. Cada tarde trabajan entre 5 a 7 Acogedores. Los miércoles una acogedora apoya a bebes de dos meses hasta un año y a sus auxiliares. De esta manera estamos abarcando todos los niños del PPA hasta los 6 años, brindando apoyo lo más pronto posible, etapa crucial para la prevención temprana y la promoción de salud.
La alegría que manifiestan los niños cuando vienen a la “Casita”, los progresos que vamos viendo en ellos y los comentarios positivos de sus auxiliares nos muestran que estamos aportando a su salud emocional.
Una tarde les estoy leyendo un libro de cuentos del Pingüino Titi a 4 niños de 5 años. Llego a la página donde el pingüino está empollando un huevo. Les digo que el pingüino va a tener un hijito, pingüino chiquito y que los hijitos vienen de la unión de un hombre y una mujer. Lorenzo me dice que eso es mentira porque el viene de las plantas, le pregunto porque dice eso y el me sigue diciendo “yo vengo de las plantas”. En ese momento puedo imaginar algo de la historia de este niño y le digo en un tono de sorpresa: huy, que extraño, venir de las plantas, yo creía todo lo contrario. Y le pregunto a sus amiguitos que están ahí y ellos se expresan. Traigo esta viñeta porque me quedé muy sorprendida de la respuesta de Lorenzo, pero me pareció importante que el haya podido hablar de lo que piensa de sus orígenes y escuchar que el también viene de un hombre y una mujer; un significante fundamental en la psiquis del niño. Unas semanas más tarde Lorenzo me sorprendió, estaba jugando con un amiguito y dos acogedoras a la familia y él era el hijo de papá y mamá. Y este juego ha continuado durante diez meses, hasta que Lorenzo cambió de hogar y nos despedimos de él.
Nuestro trabajo brinda a estos niños deprivados un espacio transicional donde pueden disfrutar y expresar espontáneamente a través del juego, de un cuento o algo parecido, su realidad subjetiva. Lo que les permitirá soportar mejor las frustraciones y poder integrarse.
Podemos suponer que los niños del PPA han sido separados de sus padres o familiares, por motivo de falta de cuidado adecuado que garantice su protección y su vida. Por lo tanto, podemos deducir que la mayoría de ellos han establecido con sus padres un vínculo inseguro, de allí la importancia del apego seguro entre los niños y sus auxiliares. En estos dos años de trabajo una de las conclusiones más relevantes, conociendo las consecuencias de un vínculo inseguro para la vida psico-afectiva de los pequeños, es considerar primordial el apego seguro entre ellos y su auxiliar, lo que podrá permitir ir reparando y restaurando en el niño su capacidad para creer en el mismo y poder recibir y nutrirse de las buenas y nuevas relaciones que tenga a su alcance. Por ello nosotros escuchamos, valorizamos y sostenemos a las auxiliares y el vínculo entre ellas y los niños que cuidan. En este sentido por ejemplo hemos estado conversando con las auxiliares un tema muy importante, que no estaba concientizado ni por ellas ni por la institución y es el de anunciar y preparar con tiempo a los niños sobre las vacaciones de sus auxiliares o su retiro o del cambio de auxiliar o de hogar. Porque lo contrario los hace vivenciar de nuevo el trauma y la repetición de abandonos y maltratos. Pareciera que ni las auxiliares ni la institución reconocen el valor que ellas representan para los pequeños.
Las dificultades que han tenido los niños con su padre, madre o ambos están en relación a las propias dificultades que han tenido los padres en su historia infantil y/o porque están atravesando momentos de crisis. Es por ello que los padres requieren de mucho apoyo emocional.
Al principio nuestra presencia causaba recelo de parte de los padres. Tenían temor de hablar y que ello vaya en contra de recuperar a sus niños; pero en la actualidad algunos nos tienen mayor confianza debido probablemente a nuestra actitud prudente y receptiva.
Nuestra actitud de escucha y de respeto hacia los familiares resulta fundamental, porque ellos pueden pensar que no valen y se corre el riesgo que no regresen a ver sus hijos o no los recuperen. Más bien la presencia de ellos, el afecto que pueden prodigar a sus hijos, los recursos que pueden ir descubriendo en ellos mismos, gracias al apoyo emocional es muy importante para que padres o familiares y sus hijos recuperen la esperanza de que es posible vivir en familia y que los niños se sientan queridos por sus padres. En general hemos notado que los niños anhelan regresar con sus familias.
Cuando los padres empiezan a tener confianza con nosotros nos comentan sus inquietudes y sus historias personales. Otra vez percibimos, en las familias al igual que en las auxiliares, el síntoma de la institución, expresado en temores, desconfianza y en la ausencia de mejores canales de comunicación y de buen trato.
Las instancias judiciales y el Servicio social del PPA, quieren proteger a los niños del maltrato sufrido y por ello los cuidan de los supuestos agresores. Nosotros reconocemos su complicado trabajo pero nos parece que los trámites burocráticos para ver a los niños podrían agilizarse así como también brindar una actitud más receptiva hacia los padres. Brindarles un ambiente más acogedor podría contribuir a lograr lo que se desea, es decir ayudarlos emocionalmente y potencializar en los padres el buen trato a sus hijos y que el vínculo entre ellos no desaparezca para siempre. Estos son los desafíos actuales de nuestro trabajo de Acogida en el PPA.