Leer a Toni Morrison no es fácil. Cuenta, en una de las muchas entrevistas que le hicieron, que decidió dedicarse a escribir novelas porque sentía que a sus 30 años de vida no había encontrado ningún libro que hablara de su experiencia dolorosa de ser una mujer negra en Estados Unidos. Cuando lo pienso, no hay nada más auténtico que escribir por necesidad de pensarse a uno mismo y me imagino que desde ese vacío, Morrison afirma que su literatura es para negros. Para que otros como ella puedan sentirse reflejados en sus páginas y puedan tener una voz.
Beloved, la novela consagratoria de la autora, publicada en 1987, trata sobre una mujer negra embarazada llamada Sethe que huye de la esclavitud en el sur de Estados Unidos y viaja a la conquista de su libertad; una libertad que va a estar amenazada permanentemente por los hombres blancos que ven a los negros como objetos de mercancía, como mano de obra, como cosa que pueden comprar y vender a su antojo.
Cuando uno se sumerge en Beloved hay que detenerse cada tanto así como nos detenemos cuando en el consultorio escuchamos a nuestros pacientes contarnos sus experiencias dolorosas de injusticia social. Hay momentos en los que se necesita parar para poder continuar. A veces, tanta injusticia junta no es fácil de asimilar.
Beloved es un fantasma que regresa una y otra vez porque, aunque suene terrible, la experiencia de la esclavitud no se puede olvidar. Se transmite de generación en generación como se transmite el holocausto para los judíos. La esclavitud de los negros en Estados Unidos sigue persiguiendo al pueblo afrodescendiente hoy. Forma parte de su memoria colectiva. En una carta, que también es un libro bello y triste titulado Entre el mundo y yo, Ta-Nehisi Coates le escribe a su hijo adolescente lo que significa ser un hombre negro en Estados Unidos. Un padre que le advierte a su hijo de los peligros a los que está expuesto por haber nacido con la piel oscura y al mismo tiempo un respaldo de libertad para que sea quien quiere ser.
Morrison no solo escribe para los negros. Leerla cuestionó mi manera de mirarme y de mirar a los otros. Sentí que había ignorado por mucho tiempo una realidad terriblemente injusta que todos deberíamos conocer. Sin proponérselo, Morrison me llevó a sentir vergüenza y culpa por todos los crímenes que mis semejantes blancos cometieron. Me sentí interpelada por mi lugar privilegiado en el mundo. Pensé en la familia en la que crecí. En los prejuicios que heredamos y que tiñen nuestra manera de relacionarnos con los otros. Pude ponerme en el lugar de los negros e imaginar el sufrimiento de vivir condenado a una existencia donde los otros deciden tu futuro, donde los otros te roban el cuerpo y el alma. Sentir que no soy aceptada por la misma sociedad a la que pertenezco y despertar cada mañana con miedo. Lamentablemente, el pueblo afrodescendiente ha crecido con la idea de que en “el mundo no existe la mala suerte sino los blancos”, frase textual de uno de los personajes de Beloved que no puedo olvidar.
Leer a Toni Morrison no es fácil. Es duro y penoso. Nos muestra el lado más inhumano de la humanidad. El mal en su forma más despiadada. Pero justamente por eso: ¡no podemos no leerla!. Beloved es el libro que llegó a mi vida para quedarse.